Esta
receta la podéis utilizar como “la receta base” para unas galletas de
mantequilla tradicionales, con un sabor rico rico… la podéis utilizar para
hacer galletas normales o como veréis, nos ofrece mucha versatilidad porque son
un soporte perfecto para hacer decoraciones con glasa real muy elaboradas.
Probadla
y ya me contaréis.
Ingredientes
200
gr de harina normal (para la masa de mantequilla normal)
150
gr de harina normal (para la masa de chocolate. Son dos medidas de harina
diferentes)
50
gr de chocolate en polvo desgrasado sin azúcar (de la marca VALOR)
200
gr de mantequilla sin sal
160
gr de azúcar glas
1
huevo mediano
1
sobre de azúcar avainillado (yo lo compro en el Lidl)
Una
pizca de sal
Utensilios
Dos
boles grandes para mezclar
Una
balanza o un vaso medidor
Un
tenedor
Papel
vegetal de horno
Papel
film transparente
Bandejas
de horno
Rejilla
de enfriamiento (sirve cualquier rejilla, la del horno por ejemplo)
Bandejas
de plástico
Rodillo
Cortadores de galletas (también llamados cortapastas, o en su defecto os puede servir un vaso, en ese caso os saldrán redondas)
Cortadores de galletas (también llamados cortapastas, o en su defecto os puede servir un vaso, en ese caso os saldrán redondas)
Preparación
Vamos
allá,…sin miedo!!!!,….
Ahora
si,….empezamos!
Lo primero: sacamos
la mantequilla de la nevera un rato antes para que esté a temperatura
ambiente…. Claro!!!! …pensaréis,…que fácil,…no es lo mismo en verano que se
derrite,…. que en invierno, con el frío está más dura que una piedra,…jajajaja,….pues
eso,…hay que calcular. Lo que es importante es que no la calentéis en el
microondas porque después nos quedaría una masa blanducha.
Bueeeeeeno,……(negaré
haberlo dicho, jajajaja) si no os habéis acordado de sacar la mantequilla, se
puede poner como último recurso en el microondas, pero eso sí, solo un golpe,
unos segundos, que no se empiece a derretir.
Lo
segundo, el proceso: en
un bol batimos un poco la mantequilla para que esté a punto de pomada y
mezclamos la mantequilla con el azúcar glas, el azúcar de vainilla, y la
pizca de sal, hasta conseguir una crema homogénea.
Añadimos
el huevo y batimos hasta que esté totalmente integrado. Al principio parecerá
que no se mezcla y que quedan grumos pero al final se habrá integrado sin
problemas.
Ahora
partiremos esta mezcla por la mitad y tendremos cada mitad en un bol diferente.
No hace falta que las mitades sean exactas, si no quieres pesarla puedes
hacerlo a ojo. Después podremos rectificar el punto adecuado de consistencia de
la masa.
Una
mezcla será la de la masa de vainilla normal y la otra la de la masa de chocolate.
Así
que empezamos con la que será la de vainilla normal.
En
ese bol añadimos la primera medida de harina de 200 gr.y lo integramos a
nuestra masa (por eso he puesto las dos medidas de harina diferenciadas). El
punto perfecto de la masa será cuando no se nos pegue en las manos. Pero como
esto depende mucho de la humedad y del clima,….a veces,…es posible que se nos
pegue a las manos y entonces tengamos que rectificar echando un poco más de
harina.
Si
nos queda demasiado seca podemos añadir una cucharada sopera de leche hasta
encontrar el punto adecuado.
Ahora
le toca el turno a nuestra masa de chocolate.
En
el otro bol añadimos los 150gr de harina y los 50gr de chocolate en polvo.
También podéis utilizar cualquier tipo de chocolate en polvo que tengáis por
casa.
Integramos
los ingredientes hasta que obtengamos el punto óptimo de la masa.
A
continuación estiramos cada masa por separado entre dos papeles de horno
vegetales hasta obtener un grosor de un centímetro en cada masa.
Como
la masa tiene que reposar al menos 20 minutos y se tiene que enfriar para que
podamos manipular bien las piezas de galleta en crudo… vamos a hacerlo de la
siguiente manera.
Cogemos
la mitad de la masa. La otra mitad la dejaremos en el bol tapada con film
transparente para que no se seque.
Extendemos
un papel de horno en la superficie de trabajo y colocamos encima la mitad de
nuestra masa y encima otro papel de horno.
Esto
nos facilitará el estirado de la masa, y no mancharemos el rodillo.
Estiramos
la masa entre los dos papeles hasta que tenga el grosor de unos 5 milímetros.
Lo
podéis hacer a ojo.
Yo
utilizo un rodillo especial de fondand en el que se acoplan en los extremos
unos anillos que elevan el rodillo para que la masa quede toda del mismo
grosor.
Esto
va genial porque a la hora de hornear nuestras galletas es muy aconsejable que
todas las que metamos de cada vez sean del mismo tamaño y del mismo grosor. Así
se cocerán todas por igual.
De
todas formas si no tenéis un rodillo con anillos, no os preocupéis, no es
necesario comprarlo. este tipo de rodillos son un poco caros. Un truco casero es coger dos listones de madera de
grosor de 5 mm. y colocarlos uno de cada lado de nuestra masa. Recordad que la tenemos
entre los dos papeles y que por tanto no va a tocar a esos listones de madera.
Cuando
pasemos el rodillo, iremos estirando la masa
y los listones harán de tope del grosor.
Otra
forma es buscar 4 cajas de CD’s que más o menos tengan ese grosor y las
colocaremos en dos filas, una a cada lado de la masa y lograremos el mismo
resultado que con los listones de madera.
Bueno,
por dónde íbamos?... ahhhh… sí,…que ya tenemos la masa estirada con el grosor
deseado.
Pues
ahora y tal como está la masa con los papeles la ponemos en una bandeja de
plástico (o de lo que sea pero que la masa se mantenga bien estirada sin
doblarse) y a la nevera como mínimo esos 20 minutos de reposo y de
enfriamiento.
Que
no, que no se os va a espachurrar,….hay que coger en bloque por las puntas de
los dos papeles y la colocáis en la bandeja, ya veréis como la masa no se cae.
Hacemos
lo mismo con la otra mitad de la masa.
Cuanto
más fría esté la masa, mejor para manipularla y para que no se nos deformen en
el horno.
Mientras
tanto vamos a preparar las bandejas donde vamos a hornear nuestras galletas.
Yo
utilizo unas especiales, totalmente planas que me compre en IKEA.
Pero
se pueden hacer igual en la bandeja plana que lleva el horno.
Lo
mejor es tener dos bandejas porque así mientras se cuecen unas se van cortando
las otras y terminas antes.
Colocamos
papel vegetal de hornear en la bandeja, esto evitará que se nos peguen las
galletas y que se ensucie la bandeja que quedará limpia para seguir
utilizándola hasta terminar la masa.
Precalentamos
el horno a 170ºC-180ºC con calor arriba
y abajo ( la temperatura depende del horno).
Transcurrido
el tiempo de enfriamiento, sacamos la primera “plancha” de masa. Le quitamos el
papel que tiene encima (le dejamos el que tiene por debajo) y vamos cortando
con el cortador que más nos guste..... (redondo como el de la foto....lo siento, es que no tengo la foto del cortador rectangular,......aaaghhh...... , o con un vaso, que siempre es el recurso de
emergencia,.... o rectangular como las que he hecho para esta entrada).
Procuramos
ir aprovechando bien la superficie de la “plancha” de masa.
Trasladamos
las galletas cortadas a la bandeja de horno (si está la masa bien fría podréis
manipularlas con mucha facilidad).
Las
colocamos dejando un poquito de separación entre cada una.
Metemos
la bandeja con las galletas en el horno en una posición de altura centrada y
con calor arriba y abajo y sin ventilador.
Las
dejamos entre 10 y 15 minutos. El tiempo de cocción depende de cada horno.
Para
saber el punto en el que están cocidas hay un truco que no falla.
En
cuanto las metáis en el horno, el calor hará que la mantequilla se empiece a
derretir y salir a la superficie de la galleta y brillará.
Pues
bien, tenéis que ir observando el proceso y cuando veáis que dejan de brillar
es que ya están cocidas. A partir de este punto ya empiezan a coger un
colorcillo dorado que las hace muy apetitosas.
Este
truco nos servirá muchísimo cuando hagamos las galletas de chocolate, porque
entonces será difícil apreciar si se tuestan por los bordes.
Una vez que ya se hayan enfriado por completo, las podemos colocar en una bandejita con blonda que podéis conseguir en cualquier supermercado.
Una vez que ya se hayan enfriado por completo, las podemos colocar en una bandejita con blonda que podéis conseguir en cualquier supermercado.
Envolvemos el conjunto con un papel de celofán y completamos la decoración anudandole una cinta, en este caso era de rafia plastificada de color rojo.
¿A quién no le gusta un regalito dulce?
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